Rotura de fibras musculares
Secundaria a una contracción muscular voluntaria y violenta. Los factores de riesgo de las roturas pueden observarse en la Tabla II. Las roturas se clasifican en tres grados: 1. Rotura fibrilar. Es la más frecuente y corresponde a una rotura microscópica en la que sólo unas fibrillas musculares son lesionadas. A veces pueden acompañarse de una lesión vascular, apareciendo un pequeño hematoma. Al ser de tamaño reducido, no suelen ser visibles con la ecografía. El paciente refiere un dolor violento, descrito a veces "como una pedrada", que se acompaña de impotencia funcional. Con el reposo disminuye el dolor pero éste se reproduce con la presión o el movimiento. 2. Rotura parcial. Representa el 20 por ciento de las rotura fibrilares. Su etiopatogenia es similar a la rotura fibrilar, con la única diferencia que el número de fibras musculares afectadas es mayor, pero sin llegar nunca a afectar por completo el cuerpo muscular. Con la ecografía se pueden visualizar la lesión muscular y el hematoma acompañante. A la palpación se puede apreciar una depresión en la zona afectada (signo del hachazo). El tratamiento incluye reposo relativo durante 4 a 10 días, apoyando lo menos posible el miembro afecto, utilizando vendaje compresivo del músculo, hielo y analgésicos/AINE. La vuelta a la actividad física habitual será progresiva según la sensibilidad dolorosa del paciente, advirtiendo (sobre todo en deportistas con mucho interés en volver a practicar deporte) de la importancia de realizar estiramientos y calentamiento previo para evitar nuevas roturas en la zona. 3. Rotura total. Se rompen totalmente las fibras, separándose ambos extremos musculares con una retracción de los vientres musculares, que se retraen y contraen. Representan el 5 por ciento de las roturas fibrilares y cursan con intenso dolor e impotencia funcional completa. El tratamiento es siempre quirúrgico.
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