Facturas o Fisuras
Las roturas, pequeñas fracturas y fisuras son ocasionadas por un traumatismo repentino o persistente. Cualquier golpe o accidente puede provocar la rotura total o parcial de un hueso. En principio suele producirse en la zona donde el hueso es más débil por su estructura o donde se acumula una excesiva presión.
Dependiendo de cómo se haya producido ese traumatismo, la fractura será más o menos limpia.
Así, si se origina por un golpe directo o por una flexión brusca, se ocasiona una línea de fractura más o menos recta que corta el hueso. En cambio, si la fractura viene originada por un movimiento de torsión esa línea adquiere una disposición en espiral y llega a ser bastante amplia.
Cuando el traumatismo sucede por un aplastamiento o varios golpes se produce una fractura múltiple en la que se originan múltiples fragmentos óseos. Esos fragmentos conservan más o menos la forma original del hueso, y provocan en algunos casos una amplia destrucción de tejido muscular.
Su envejecimiento
Como el resto del organismo, los huesos presentan un deterioro progresivo reflejado en una pérdida de vitalidad, así como un debilitamiento. Los huesos tienden a perder masa ósea, especialmente en la zona trabecular. Debido a ese déficit y a un ritmo de remodelación cada vez más lento, la fragilidad del hueso es cada vez mayor. Ese es un hecho que se comprueba especialmente en las personas de cierta edad.
Los de una persona mayor son huesos con menor elasticidad y capacidad, catalogados como 'osteoporóticos'. La osteoporosis constituye un problema serio en el que intervienen factores dietéticos, sobre todo relacionados con el consumo de calcio, el estilo de vida -sedentarismo o tabaquismo- y la presencia de enfermedades o consumo de medicamentos, así como factores hormonales, que hacen más susceptible a la mujer menopaúsica.
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